Compañía Nacional de Danza

Tu trayectoria en la danza se inicia durante tu periodo de formación en el Real Conservatorio Profesional de Danza Mariemma pero, ¿cuándo descubres que quieres dedicarte a la danza?

Creo que fue en los últimos años de conservatorio. Cuando estás terminando dedicas muchas horas y eso te lleva a tener que tomar la decisión de si quieres o no dedicarte a ello. Además, en ese momento estudiábamos con coreógrafos de fuera que venían a las clases. Esto me hizo darme cuenta de que bailar era lo que quería.

Tu primer trabajo como bailarina profesional fue en el Barcelona Ballet de Ángel Corella ¿Cómo fue esta primera experiencia?

La mejor. Yo acababa de salir del conservatorio y estaba como en una burbuja. El Barcelona Ballet era una nueva compañía, por lo que todos los bailarines nos incorporamos a la vez. Allí trabajé con bailarines de Estados Unidos y con algunos que son compañeros míos ahora en la CND. Tenía mucha ilusión por formar parte de una compañía que acababa de crearse. Viví mis primeras experiencias profesionales: las giras, los nervios de las primeras veces en el escenario… Era una constante mezcla de nervios y emoción. Sentía que había elegido un buen camino para empezar.

Allí bailaste piezas como El lago de los cisnes o Bayadère entre otras ¿Cuál de ellas fue la más especial para ti?

Yo creo que fue Bayadère. Fue el primer ballet de estilo puramente clásico que bailé. Aunque siendo cuerpo de baile era duro, es una pieza a la que le tengo mucho cariño. Al fin y al cabo, he bailado clásico toda la vida y eso lo hizo muy especial.

¿Cuál te costó más trabajo?

Quizás El lago de los cisnes. Al ser un adagio más tranquilo, la coreografía se compone de muchos momentos de estar en pose. Ser cuerpo de baile en una pieza clásica es duro por mantenerte firme en varios pasos.

En 2010 tu camino siguió por el Gran Theatre d’Opera de Limoges donde pudiste interpretar roles principales en distintos ballets ¿Cómo fue poder bailar en esta categoría?

Muy emocionante. Esta era una compañía muy pequeña de Francia, con poca gente y, por lo tanto, más oportunidades de bailar en categorías más altas. Igual en una compañía grande nunca hubiera podido interpretar un rol principal.

Un año más tarde ingresas en la Compañía SemperOper Ballet Dresden donde trabajas con importantes nombres de la danza como Chyntia Harvey o Tim Couchman ¿Qué aportaron a tu carrera como bailarina?

Sobre todo recuerdo con mucho cariño a Chyntia Harvey. Me acuerdo que de pequeña tenía un DVD de Don Quijote en el que aparecía ella. Lo veía todos los días hasta que mi madre acabó tirándolo. Ella, que en ese momento no tenía mucho reconocimiento, pidió bailar con el solista, Baryshnikov, porque su pareja se había lesionado. El tenerla de profesora después de haberla visto tantas veces de pequeña en vídeo fue muy especial y bonito. Era una mujer muy amable y cercana. Incluso llegué a contarle la historia del DVD.

¿La consideras tu referente?

Sí. Ver su trayectoria y cómo empezó desde una categoría rasa hasta lo que es ahora me servía de ejemplo. Su forma de ser me inspiraba mucho. Creo que es importante que, aun estando en lo más alto, sigas siendo humilde y eso ella lo transmitía y demostraba.

En 2014 pasaste a formar parte de la Compañía de Víctor Ullate donde pudiste bailar la pieza española de Falla El amor brujo ¿Cómo fue bailar un registro distinto al tuyo?

Es verdad que era un estilo totalmente diferente al mío, pero eso lo hizo interesante. En otras compañías clásicas no se incluyen este tipo de coreografías. Me encantó bailar El amor brujo porque sentía que estaba interpretando algo de mi país, más bolero o flamenco.

¿Con qué estilo te identificas?

Con el neoclásico. Me encantan las piezas de Forsythe y Balanchine, las coreografías con pasos grandes. Me identifico mucho con los ballets rápidos. Me siento fuerte cuando los bailo, como una mujer empoderada.

Finalmente en 2019 te incorporas a la Compañía Nacional de Danza bajo la dirección de Joaquín De Luz ¿Qué supone para ti?

Para mí era un sueño terminar en la Compañía Nacional de Danza de mi país. Es cierto que siempre he apoyado que hay que irse fuera unos años para aprender un poco de cada sitio, pero también tenía ganas de trabajar en España antes de terminar mi carrera. La experiencia aquí ha sido genial y muy gratificante. Aunque no he bailado todo lo que me gustaría por la pandemia, me siento muy agradecida por haber seguido a pesar de la situación. Siento que ha sido el final de carrera perfecto.

¿Qué es lo que más valoras de la CND?

Tener la oportunidad de estar en mi ciudad y a la vez formarme con coreógrafos extranjeros. Creo que la CND siempre ha intentado traer coreógrafos de fuera y coreografías nuevas. También se ha esforzado mucho en salir de gira a pesar de la situación y eso es de agradecer.

¿Cómo es trabajar con Joaquín De Luz?

Me ha encantado trabajar con él. Me ha entendido muy bien por ser un director español. El idioma es importante. Además, él también bailó en con Víctor Ullate así que siento una conexión por haber sido maestro de los dos. Ha sido muy bonito aprender de él y estar con una persona con una carrera como la suya. Ahora, al comunicar que me voy me ha apoyado y aconsejado mucho.

¿Cómo ves tu futuro como bailarina? ¿A qué te gustaría dedicarte cuando decidas parar?

Hasta ahora he disfrutado mucho como bailarina pero me apetece ir por otro camino. Aun así no quiero desvincularme de la danza. Estoy sobre todo interesada en el pilates. Estoy empezando a estudiarlo ahora y me está gustando mucho.

Y para terminar, una pregunta más personal ¿cómo celebrarías tu cumpleaños ideal?

Me apetece mucho celebrarlo con todos mis compañeros de la CND, con todos los que nos dejen juntarnos. Es una forma de poder despedirme sabiendo que me los llevo a todos. Aunque es justo en la fecha de las vacaciones… así que intentaré adelantarlo.

ELENA DIÉGUEZ – CUERPO DE BAILE CND

Entrevista por: Natalia del Buey