Bailando por el mundo con Giada Rossi

¡Feliz Cumpleaños!

Giada Rossi define su relación con la danza como «una necesidad». Italiana de nacimiento, Giada se formó en algunas de las escuelas más prestigiosas de Europa, como el Conservatorio Nacional Superior de Música y Danza de París o la Royal Ballet Upper School de Londres. Forma parte de la Compañía Nacional de Danza desde hace siete años y, desde 2019 es bailarina solista. En la CND ha bailado Love Fear Loss de Ricardo Amarante, Arriaga de Joaquín De Luz, Pino Alosa y Mar Aguiló o Apollo de George Balanchine, entre otros.

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Tus primeros pasos como bailarina comienzan a desarrollarse en la escuela AC Ballet Center de Florencia ¿Qué te hace sentir la danza para que quieras dedicarte a ella?

La danza…Bailar para mí es una necesidad, me hace feliz y me hace sufrir al mismo tiempo. Me aleja de mi familia y de mi país pero a veces nos reunimos gracias a ella … Y aún después de veintitrés años de sacrificios, la necesito.

No obstante, te formas en diferentes escuelas como el Conservatorio Nacional Superior de Música y Danza de París o la Royal Ballet Upper School de Londres, donde te gradúas ¿Consideras que esta variedad aportó riqueza a la hora de crear tu estilo como bailarina?

Cada lugar en el que estás, cada escuela, cada compañía y cada persona pueden aportarte y enseñarte algo; he intentado coger lo que era lo mejor para mí, añadiéndolos a mi trabajo y a ampliar mis conocimientos. Cuantas más experiencias, más aprendes y más te enriqueces.

En 2009, nada más terminar tus estudios, ingresas en la Ópera Nacional de Burdeos ¿Qué supone para ti la oportunidad de comenzar tu carrera en una compañía de tanto prestigio?

El Royal Ballet School suele ayudar muchos a los bailarines a encontrar trabajo. Desafortunadamente no fue así conmigo, de manera que conseguir un contrato en la Ópera Nacional De Bordeaux fue una gran victoria para mí.

Allí pudiste bailar numerosas piezas interesantes como Les Quatre Temperaments, Un Américain À Paris o Le sacre du Printemps ¿Cuál de ellas fue la más emocionante? ¿Y la que más trabajo te costó?

Uno de los recuerdos más bonitos que tuve en Bordeaux fue bailar Who Cares? de Balanchine. ¡Sentía tanta libertad al bailar! Y también la Bella Durmiente. Es un ballet precioso y delicado. Fue un trabajo muy difícil porque además de las dificultades del propio ballet, el obstáculo más grande fue trabajar con el maestro que tenía en aquel entonces. En la danza, como en la vida, no podemos gustarle a todo el mundo, es comprensible. Pero quien intenta quitar o bajar el autoestima de un bailarín, tarde o temprano pierde. De todos modos los pongo en la lista de agradecimientos porque, cuando pasa el tiempo, te das cuenta de la fuerza que has cogido en los momentos malos.

Durante tu carrera has participado en varias competiciones; concretamente en el Prix de Lausanne quedando finalista ¿Cómo fue recibir este éxito?

¡El Prix de Lausanne fue una experiencia preciosa y única! Tuve la oportunidad de elegir donde continuar mis estudios después de París, entre diez escuelas distintas y esto fue para mí el éxito más grande.

En 2015 ingresas en la Compañía Nacional de Danza bajo la dirección de José Carlos Martínez ¿Por qué te decantas por la danza en España?

¿Por qué España? Porque quería nuevas ilusiones, nuevas motivaciones, nuevas experiencias… ¡y así fue! Una compañía con un estilo tan variado que hace que descubras a ti misma cada día.

Esta última temporada, dirigida por Joaquín De Luz has podido repetir el ballet de Giselle como protagonista ¿Cómo ha sido trabajar este papel?

Haber bailado Giselle fue una enorme felicidad. Es un trabajo que no se acaba, no tiene fin … Un papel  tan sutil lleno de amor y sentimiento, una búsqueda continua para vivir esta increíble historia.