Compañía Nacional de Danza

Con motivo de la celebración del Día Mundial del Parkinson 2022, la Asociación de Profesionales de la Danza de la Comunidad de Madrid ha celebrado su programa “Danza para el Parkinson” en colaboración con la Compañía Nacional de Danza y el Ballet Nacional de España. El encuentro se llevó a cabo el 30 del mismo mes.

En Madrid, el programa está impulsado por la APDCM, y participan APARKAM, la Asociación Parkinson de Móstoles y la Asociación de Parkinson de Aranjuez TARAY. Son las personas que integran estas asociaciones, sus cuidadores y familiares y sus maestras, Paloma Alfonsel, Guillermina de Bedoya y Concha Mora Araújo, quienes acudieron a los encuentros con la CND y el BNE.

En la Compañía Nacional, los bailarines de Parkinson bailaron con su director, Joaquín De Luz, con Tamara Juárez, María Muñoz y el maestro James Parren Ballard. La actividad contó con la coordinación y la presencia del presidente de la Junta Directiva de la APDCM, César Casares.

Danza para el Parkinson es un proyecto artístico con una doble vertiente:

1. Desarrollar en nuestro país un proyecto desde el tejido asociativo en el que artistas de la danza demuestran que gracias a su acción pueden contribuir a que comunidades como los enfermos neurológicos tengan una vida mejor. Un trabajo artístico con fines sociales, realizado por bailarinas y bailarines, en el que la danza es la principal herramienta.

2. Tiene un carácter social por estar dirigido a los enfermos de Parkinson, una comunidad vulnerable, para la que los beneficios de la danza han sido ampliamente demostrados, como veremos más adelante, basándose en un principio sencillo pero brillante: Para una persona con Parkinson es muy útil aprender a pensar como una bailarina: equilibrio, encadenamiento de movimientos, trayectoria en el espacio.

Este proyecto contribuye a fortalecer la imagen social de las y los profesionales de la danza, pone de relieve el carácter solidario tanto de los propios artistas como de la CND-INAEM como institución, pues demuestra que bailarinas y bailarines, además proporcionar entretenimiento y experiencias estéticas, puede ser un importante suministrador de bienestar social e individual. Una contribución solidaria para el alma de nuestra sociedad, para potenciar en la conciencia colectiva la ayuda a los más débiles, para la integración y normalización de la práctica artística entre comunidades vulnerables: innovación y desarrollo de potencialidades de bailarinas y bailarines, concienciados, resilientes, solidarios.