Bailando por el mundo con Irene Ureña
¡Feliz cumpleaños!
Irene es una bailarina de Almuñécar que con solo dos años se inicia en el mundo de la danza en la academia de Aromar de Almuñécar y a los ocho años ingresa en el Conservatorio Profesional de Danza Reina Sofía de Granada, con Alejandro Donaire como profesor. En 2010 se traslada a Madrid para continuar sus estudios en el Real Conservatorio Profesional de Danza Mariemma, donde se graduará en 2013. Dos años después ingresa en la Compañía Nacional de Danza, bajo la dirección artística de José Carlos Martínez.
Buenos días, Irene ¿Cómo estás? Felicidades por tu cumpleaños.
Muy bien, muchas gracias.
Bueno cuéntanos, a menudo en las profesiones relacionadas con el mundo del arte está muy presente la palabra vocación ¿De dónde viene tu pasión por la danza?
La verdad es que no sé de dónde viene, quizá… Bueno en mi familia hay mucho artista, la mayoría son músicos. Pero en la danza comencé con dos años cuando mi madre llevaba a mi hermana a la academia y yo también quería quedarme. La profesora pensaba que me aburriría pronto al ser tan pequeña, pero aquí seguimos (risas).
Todos tenemos musas, personas que nos inspiran ¿Quiénes son tus referentes y por qué?
Marianela Núñez, la verdad es que para mí es una bailarina ejemplo, tanto como persona como bailarina, siempre muestra humildad, honestidad en el trabajo… Es una de mis referentes desde que tenía doce años.
Has estudiado en distintos lugares, dentro y fuera de España, sin embargo Alejandro Donaire fue tu profesor durante siete años. ¿Cuál crees que fue la enseñanza más grande que te transmitió?
La constancia en el trabajo, y que todo se consigue con esfuerzo. Él era muy partidario de eso y lo valoraba mucho, junto con la dedicación y el compromiso.
Cuando te presentaste a las audiciones de la CND eran algo más de doscientas las aspirantes que optaban a entrar ¿Tenías o tienes un plan B o ni te lo planteaste?
La verdad es que tenía preparado para el verano un tour por Europa con algunas audiciones que había visto, pero por suerte (risas) me quedé aquí. Lo que tenía claro era que quería bailar y donde mejor que aquí.
Al ser la primera alumna del Conservatorio de Danza Reina Sofía, en ingresar en la CND, ¿sentías alguna responsabilidad para con los bailarines de Granada?
Siempre intento dar lo mejor de mí y eso es lo que puedo ofrecer. Pero más que responsabilidad lo que he notado desde el conservatorio de Granada ha sido mucho apoyo desde el principio, cuando han venido a ver funciones o a visitar la sede. Pienso que para los más jóvenes, el ver a alguien salir de un conservatorio de allí y que llegue a trabajar de esto es algo que puede ayudar. Aunque el nuestro no es de tanto renombre como el Mariemma, les puede motivar a trabajar más.
¿Te siente como la hermana mayor?
Bueno (risas) por suerte ya ha salido mucha gente del conservatorio que está bailando por Europa, están en distintas compañías o son freelance y eso me alegra muchísimo, así que al final lo comparto con ellos.
¿Hay algo que extrañes de Granada? Comida, lugares, clima…
La tranquilidad del día a día. No sé, además ahí la gente te arropa, el ritmo de vida es más tranquilo… Sería: la gente, la tranquilidad y que está muy cerca de la naturaleza. Que aquí también puedes salir, es verdad, pero allí estás en nada en la playa, o en la montaña. Para mí Granada es un sitio privilegiado.
¿Madrid es muy agitado?
Sí, bastante más. Pero también tiene su parte buena, nunca te aburres aquí. Además hay una mayor oferta de oportunidades de todo tipo.
¿Qué es lo que más te gusta de bailar, es decir de hacer de la danza tu estilo de vida?
Me encanta que la danza siempre te pone retos, siempre. Y tienes que encontrar herramientas para superarlos, lo que también afecta a tu vida, porque te hace ser muy disciplinada, te hace ver que con el trabajo se pueden conseguir las cosas; al final afecta directamente a tu vida dentro y fuera del trabajo.
Además de la danza, ¿qué otras expresiones artísticas te gustan? ¿Con quién las compartes?
La música ha sido parte de mi vida en todo momento, tanto por mi familia, como he dicho música clásica, como música comercial. Me ayuda mucho en mi rutina, de hecho, comienzo el día ya escuchando música.
Y bueno ahora estoy empezando a tocar el ukelele (risas). Y la pintura, que siempre me ha gustado, es algo que comparto con mi hermana y mi madre. Bueno, cuando se puede.
¿Cuál es tu recuerdo más preciado relacionado con la danza?
Venir a Madrid ha marcado mucho mi vida, fue el paso con el que decidí que realmente me iba a dedicar a esto, porque dejaba a mi familia en Granada con quince años. Es gracias a Alejandro Donaire que estoy aquí. Él me enseñó que existía esta posibilidad, y gracias a mi familia también que siempre me ha apoyado. Lógicamente el entrar en la Compañía ha sido un paso real, el más importante, pero todo cambió cuando vine a Madrid.
Y respecto a mi vida profesional, guardo muchos recuerdos preciados. No podría elegir sólo uno. Me quedo con los momentos en el estudio y en el escenario que me han hecho crecer.
Después de estos años sí pudieses hablar con tu “yo” del pasado ¿qué le dirías sobre la danza?
Que siga trabajando así, manteniendo la ilusión, que al final todo llegará.
Y para terminar, ya que es tu cumpleaños, habrá que brindar por ello ¿no? Una pregunta clásica, ¿eres más de vino o prefieres una caña de cerveza?
No me gusta el alcohol, pero bueno sí hay que elegir prefiero un vino. Pero un vino dulce, casi mosto (risas).
IRENE UREÑA – CUERPO DE BAILE CND
Entrevista por: Monserrat Martínez