Bailando por el mundo con Martina Giuffrida

Yo me definiría como una bailarina versátil. O sea, no soy una bailarina que ofrezca una característica muy definida en tal o cual aspecto, más bien, ofrezco un equilibrio y capacidad de adaptación.

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Comienzas en el mundo de la danza con solo cinco años ¿Qué te impulsó después a querer dedicarte a ello?

En realidad vino así, sin pensarlo. Recuerdo que hice mi primera clase de danza porque era demasiado tímida y eso implicaba que no hablaba mucho. En mi familia me decían que tenía que hacer algo para expresarme, de modo que intentaron que hiciera danza. Por eso empecé tan pequeña. En seguida me gustó, y seguí. Pasé de un concurso a otro y otro, e iba ganando premios. Un día me encontraba en Milán. Al día siguiente ganaba una beca para Montecarlo… Y así completé prácticamente mis estudios de danza. Hasta que un día, estando en la escuela donde estudiaba en Catanzaro Lido participando en un concurso, Víctor Ullate, que estaba presente, me ofreció una beca para su escuela de Madrid. Y como yo era tan joven, me dije, bueno, pues otra experiencia más. Después de estar un año en la Escuela de Víctor Ullate, él mismo me ofreció ingresar en la compañía. Y dije que sí. Como ves, nada de esto estaba programado. Digamos que iba consiguiendo avanzar viviendo el día a día. Y aquí estoy…  Al final una cosa lleva a la otra. Se trata de oportunidades que se me ofrecieron, se me pusieron delante y las acepté.

 

 Durante tus años de formación tuviste la oportunidad de aprender en distintas escuelas como el Teatro alla Scala di Milano, la Academie de Dance Princess Grace de Montecarlo o la escuela Artedanza Catanzaro Lido ¿Qué aportó esta diversidad a tu aprendizaje?

Lo que me aportó fundamentalmente fue entender que la danza me ayudaba a comunicar y a expresar cosas que normalmente no transmitía con palabras. En Artedanza, Catanzaro Lido (Calabria) considero que empecé a estudiar de forma profesional mi carrera y le doy las gracias a todo el equipo artístico porque fueron dos años maravillosos.

Yo estuve en la Accademia del Teatro Alla Scala di Milano. También estuve en la Academia de Montecarlo. Ambas escuelas muy importantes, y parecidas en cuanto a disciplina y rigor. Cabe mencionar que la danza exige, entre otras cosas, una disciplina alimentaria durante el periodo escolar. Debería ser tratado con mucha delicadeza ya que se trata del periodo de crecimiento de un adolescente y muchas veces no es supervisado por profesionales de la nutrición.

Finalmente, en 2012 te gradúas en la escuela de Víctor Ullate donde aprendes de grandes maestros ¿Consideras a alguno tu referente?

Durante mi estancia en la Escuela Víctor Ullate mi profesora se llamaba Giselle. Y creo que ella sí ha marcado un poco lo que soy ahora porque siempre he estado en escuelas con el método de enseñanza Vaganova. Ella era cubana, y tenía otro método de enseñar y de dar la clase. Aprendí mucho y crecí artísticamente. Y creo que tanto ella como Víctor -porque él también daba clase y es un gran  maestro- me aportaron mucho. Y encima en la escuela hacíamos tres horas y media de clase, de tal manera que yo muchos días me pasaba toda la jornada haciendo prácticamente solo la clase. Definitivamente ellos han marcado lo que soy y me han ayudado a perfeccionarme y crecer como bailarina.

Continuando de la mano del mismo coreógrafo, en 2014 ingresas en su compañía. Siendo una bailarina extranjera ¿Por qué apuestas por la danza española?

Recuerdo cuando me planteé entrar en la Compañía Nacional de Danza. Lo primero que hice  fue ir a YouTube para ver lo que hacían… yo no tenía ni idea. Y recuerdo que yo le decía a mi madre, “uff, yo no me veo haciendo eso”. Porque, obviamente, era otro estilo. Pero mi mamá me decía que no, que todo era cuestión de empezar, “no te preocupes, poco a poco…”. Cuando comencé en la VUB me dediqué al principio a ver solo los ensayos. Y veía, veía y veía hasta el día que empecé a ensayar. El día que empecé me enseñaron enseguida un ballet Y era como si ya lo hubiera hecho, estaba tan en mi cuerpo…, me sentía muy cómoda. Y me dije, esto me gusta. Y cuando algo te gusta de primeras, luego te resulta más fácil aprender, porque tienes mucho más interés. Y de ahí, coreografía tras coreografía, siempre me he sentido muy a gusto, muy cómoda.

Durante tus años allí bailas papeles solistas, principales y de cuerpo de baile en piezas como El amor brujo, Carmen, Bolero o Jaleos, entre muchas otras ¿Cuál de ellas fue la más especial para ti?

Para mí, dentro del repertorio de la compañía de Víctor, mi favorita es Samsara. Fue el primer ballet con el que yo me estrené en la compañía. Y tiene una emoción única. Recuerdo estar ahí, en el escenario, y sentirme una sola con la música. Fue un privilegio, tomar contacto con la compañía y encima con ese ballet. Después bailé Jaleos qué es una pieza bastante técnica, pero igualmente es muy bonita de bailar. Estas son las dos piezas de Víctor a través de las que yo me pude expresar mejor. Recuerdo también con mucho cariño El amor brujo, que fue mi primer ballet como principal. Aunque fue duro y complicado, porque es una historia que tienes que contar. Digamos que Samsara y Jaleos son más técnicos y El Amor más dramático, de modo que también supuso otro reto para mí. Representó el momento en el que de verdad crecí a nivel artístico, porque tenía que expresar, tenía que contar esta historia y si el público no la entendía, entonces a lo mejor también era mi culpa. Yo sentía esa responsabilidad lo cual me hizo crecer muchísimo.

 

En 2019 cambias de registro cuando participas en El cascanueces de José Carlos Martínez para la Compañía Nacional de Danza ¿Qué te gusta del estilo clásico?

En realidad fue como regresar al principio de cuando empecé. Simplemente, es otro tipo de trabajo. En ocasiones es bueno cambiar, para no estancarse solo en un estilo. Fue muy bonito.

 

Un año después ingresas en la CND bajo la dirección artística de Joaquín De Luz ¿Qué destacarías de formar parte de ella?

Es algo importante porque es una compañía nacional. Y nunca hubiera esperado terminar aquí, la verdad. Cuando Víctor Ullate cerró se me cayó el mundo encima. Estar aquí supone alcanzar una meta, un objetivo que me hace muy feliz. Y al final lo conseguí de forma totalmente inesperada.  Yo pensaba que mi carrera se había acabado. Llegar a la Compañía Nacional fue un sueño. No puedo explicar la sensación. Una mezcla de agradecimiento pero también de orgullo: orgullosa de mí porque lo he conseguido. Tenía que empezar otra vez todo desde el principio y finalmente aterricé aquí. Es una compañía muy importante. Estoy muy agradecida…

Durante tus años en el Víctor Ullate Ballet tuviste la oportunidad de bailar De Triana a Sevilla junto a Joaquín De Luz ¿Cómo fue esta experiencia? ¿Cómo es tenerle ahora como director?

Fue maravillosa. Yo tengo recuerdos de ese momento encima del escenario del Teatro Real y bailar con Joaquín De Luz, un artista tan importante… fue un momento muy especial. La emoción de estar ahí, bailando y expresando esa alegría y carácter español de De Triana a Sevilla. Fue un momento de libertad absoluta. Y con él lo disfruté muchísimo.

 

Con la mirada al futuro y pensando en nuevos proyectos ¿Qué te gustaría representar en la próxima temporada? ¿Algo de danza española como Carmen o algo más clásico como Giselle?

Me gustan el estilo Forsythe y también Balanchine. Me encanta una coreografía de Balanchine que se llama Who cares?  Desde que estuve en la escuela siempre me ha gustado, por la música y por el estilo. Como te he dicho antes yo me defino como muy versátil. No soy ni muy clásica ni muy contemporánea. Esta coreografía es muy técnica, pero sin la rigidez del clásico, con lo que puedes expresar un poquito más.

Y para terminar, ¿qué no debe faltar nunca en tu cumpleaños?

Mi familia. Mi familia es muy importante para mí y han pasado meses durante los que no he podido celebrar nada con ellos. Y no es lo mismo celebrar el cumpleaños a través de FaceTime o de Zoom… que tenerlos ahí presentes. Me encantaría poder celebrarlo con mi familia y con mis amigos más cercanos.

 

MARTINA GIUFFRIDA – CUERPO DE BAILE CND

Entrevista por: Natalia del Buey