Compañía Nacional de Danza

Naciste en Yokohama Japón. ¿Qué es lo que hace que te intereses por la danza?

Mi primera experiencia relacionada con la danza fue ver los espectáculos y desfiles en Tokyo Disney Land. Mis padres me llevaban allí muy a menudo cuando era pequeña, ¡disfrutaba mucho viendo la combinación de música y danza! Desde pequeña he tenido entretenimiento a mi alrededor y creo que por eso empecé a bailar.

Te formaste en el Austrian Ballet School de Tokyo y más tarde en el Tokyo City Ballet. ¿Cómo fue la enseñanza en esas dos escuelas japonesas? ¿Crees que es muy diferente a la del resto del mundo?

Empecé a bailar en la escuela de ballet local como un hobby, más tarde, cuando empecé a pensar en ser profesional, cambié de escuela para formarme mejor. Primero en el Tokyo City Ballet, el profesor nos daba variedad de pasos y combinaciones en clase. En el Austrian Ballet School de Tokio, aprendí la técnica del ballet en general, pero más que eso, aprendí algo importante. Mis profesores me hicieron tomar conciencia de los diferentes valores y la diferente forma de pensar respecto al ballet. Cada uno de nosotros tiene un cuerpo y unas posibilidades distintas y mi profesor se acercó a cada estudiante de forma definitiva. No nos centramos sólo en superar los puntos débiles, sino también en mejorar nuestros puntos fuertes. También aprendí que tengo que cuidar cada pequeño detalle para atraer al público y expresarme mejor. Me hizo pensar en lo importante que es conocer a un buen profesor que pueda ocuparse de todos y cada uno de nosotros.

En 2014 ingresas en el National Silesian Theatre, en la República Checa como solista. ¿Qué diferencia al bailar como solista y como cuerpo de baile?

Bailar papeles solistas es muy valioso para mí. En primer lugar no es fácil tener una oportunidad y es un gran reto progresar y trabajar para ello pero, al mismo tiempo, es una responsabilidad bailar papeles principales porque siento que significa que estoy representando también a la compañía. Tal vez me sentía así porque era joven y era mi primera compañía en Europa como bailarina profesional de ballet. En conjunto, fue una gran experiencia para empezar mi carrera.

Uno de los roles más icónicos que has bailado es el dúo de Odette y Odile, de El Lago de los Cisnes. ¿Cómo abordaste la construcción de personajes tan diferentes en un mismo ballet?

La expresividad es necesaria para interpretar dos papeles similares pero diferentes. Por eso me obsesioné con cómo utilizar los brazos, cómo expresar las emociones y traté de mejorar la técnica en consecuencia. También investigué mucho viendo vídeos y traté de imitarlos una y otra vez para encontrar lo que me convenía. Por supuesto, el maestro de ballet y el compañero me ayudaron durante el tiempo de ensayo en el estudio. Enfrentándome a mí misma y a los papeles creo que con el tiempo encontré mi propia manera de bailar El Lago de los Cisnes.

En 2017 viajas a Grecia, donde ingresas en la Greek National Opera Ballet, y esta vez como cuerpo de baile. ¿Cómo fue ingresar en una nueva compañía y volver a bailar como cuerpo de baile? ¿Te costó acostumbrarte a la dinámica?

Tener una nueva vida en un país diferente al tuyo siempre está lleno de expectativas pero ¡también de nervios! Por ejemplo, no poder entender el idioma es un factor que me provoca cierta ansiedad. Así que intento apoyarme en palabras útiles para la clase de ballet y los ensayos. Afortunadamente, tuve la oportunidad de bailar papeles de solista en Grecia, incluso siendo parte del cuerpo de baile. Por supuesto, siempre es agradable ser solista, pero en general no me importa el título. Para mí no es importante ser cuerpo de baile o solista. Se trata más bien de cómo trabajas dondequiera que estés, y lo más importante es que estés contenta contigo misma.

Una de las piezas que bailas durante tu estancia en Grecia es Herrumbe, de Nacho Duato, exdirector de la Compañía. ¿Cómo fue bailarla? 

Bailar la pieza de Nacho Duato es uno de los mejores recuerdos de mi estancia en Grecia. Sentía que había un mensaje muy poderoso en esta pieza y yo era uno de los soldados, así que intenté crear un movimiento agudo, fuerte y poderoso. La música me ayudó a sumergirme en ella. Me gustó la forma de componer el escenario utilizando la estructura de la pieza. La estructura movida por los bailarines tiene diferentes expresiones.

El vestuario es una parte muy importante en las funciones de ballet, porque más allá de la estética influye en vuestros movimientos. ¿Recuerdas tu vestuario favorito y el ballet en el que lo  utilizaste?

Me gusta el que tiene faldas medio largas y materiales muy ligeros y finos. Te da más movimiento al bailar y me hace sentir bien. Por ejemplo, el hada de la primavera de Cenicienta, de Paul Chalmer, sería mi elegida.

Eres una de las bailarinas más recientes de la CND, que actualmente la dirige Joaquín De Luz. ¿Qué te hizo interesarte por la Compañía y por España?

Actualmente me gusta más el neoclásico, pero también me gusta el ballet clásico y el contemporáneo. La CND tiene muchos estilos diferentes de repertorios como producción. Estoy agradecida en este entorno, que cuenta con un gran equipo artístico liderado por Joaquín De Luz. Trabajar y pasar tiempo con bailarines de alto nivel y calidad me hace feliz y me motiva.

¿Cómo estás viviendo la entrada en la CND? Y aprovechando que es tu cumpleaños, ¿cuál es tu dulce o comida favorita?

¡Estoy muy contenta de estar aquí, he empezado a hacer gyrotonic y también a aprender español! ¡Madrid es una ciudad que me permite asumir nuevos retos y experiencias! Y… déjame decirte que mi comida favorita es la japonesa pero, en realidad, soy muy fan de la comida española. La paella, la tortilla de patata y las croquetas… ¡son mis favoritas! Todavía no he tenido la oportunidad de probar los churros con chocolate… ¡espero probarlos muy pronto!