Bailando por el mundo con Daniella Oropesa
¡Feliz Cumpleaños!
Daniella Oropesa, bailarina de origen cubano, comienza a formarse en la Escuela Elemental de Ballet Alejo Carpentier. Continúa su formación en la Escuela Nacional de Ballet en la Habana, y en 2010 ingresa en la compañía de Laura Alonso. Ha bailado en países como Australia y Nueva Zelanda dentro del programa Ballet Revolución y como invitada en Les Ballets de France de París. En 2017 ingresa a la Compañía Nacional de Danza, donde ha interpretado piezas como El Cascanueces, Giselle, Concierto DSCH, Triple Bach y Arriaga, entre otras.
Naciste en La Habana, capital cubana. ¿Cómo se vive la danza en la isla?
Sí, hay una frase que dice “bailando todo se arregla”, que tenemos muy interiorizado en Cuba. Está en la sangre, en nuestra cultura.
¿Con qué te quedas de las enseñanzas en las escuelas Alejo Carpentier y la Nacional de Ballet, donde diste tus primeros pasos?
Me quedo con los maestros. Desde muy pequeños tenemos la suerte de tener unos maestros con una calidad humana increíble. Ellos nos preparan tanto artísticamente como mentalmente para el mundo al que nos vamos a enfrentar luego. Sin ellos no sería lo mismo.
Con sólo quince años comienzas a competir en concursos internacionales. ¿Cómo sobrellevabas la presión a esa edad tan crucial y con tantos cambios?
Como comentaba antes, creo que desde muy pequeños nos preparan muy bien para enfrentarnos a este mundo, incluidos los concursos. Lo fundamental es lo que aprendes, lo que creces en la preparación de una variación o un paso a dos, y lo que disfrutas luego en el escenario. En la escuela estamos muy unidos porque hemos crecido juntos desde los ocho años y estamos en el mismo grupo hasta que cumplimos dieciocho. La relación es tan cercana y bonita que la competición no es tan importante y trabajamos como un equipo.
En 2010 ingresas en la compañía de Laura Alonso donde interpretaste a las protagonistas de Don Quijote y La bella durmiente, entre otros. ¿Qué significa para ti bailar a iconos de la tradición de ballet? ¿Cómo trabajaste, por ejemplo, la dulzura e inocencia del personaje de la princesa Aurora?
Era muy pequeña entonces y el proceso fue muy enriquecedor. Trabajé con Fernando Alonso y Laura Alonso, que me ayudaron muchísimo a crecer artísticamente. Soy una chica muy tímida y eso se ve también en la forma de bailar. La búsqueda del personaje al que interpreto sin dejar de ser yo misma siempre me ha parecido muy interesante, el poder convertirme en otra persona bailando sin perder mi esencia. Es muy complicado y es lo que más admiro en los artistas.
En 2015 comienzas a realizar giras en Australia y Nueva Zelanda, ¡menudo cambio! ¿Cómo fue esa experiencia?
Entré en Ballet Revolucion, un proyecto australiano que nos abrió las puertas de muchos escenarios. Bailábamos casi todos los días, cada semana en un escenario diferente. Fue una experiencia increíble, realmente enriquecedor tanto artística como personalmente.
Y en 2017 eres invitada por Les Ballets de France a bailar los pasos a dos de Corsario y Las llamas de París. ¿Qué diferencias con respecto a tus experiencias en otros continentes percibiste trabajando en Europa?
Fue una experiencia muy bonita, el público de cada país, incluso de cada ciudad puede variar mucho, pero se disfruta igual y se aprende mucho bailando en distintos escenarios. Al final son experiencias que te van marcando como artista.
Ese mismo año ingresas en la CND, un año después de que tu pareja, el bailarín solista Yanier Gómez Noda entrase en la Compañía. ¿Cómo es compartir tiempo y lugar de trabajo en una profesión tan intensa y tan dura como la danza?
Tiene sus pros y sus contras, como todo. Lo mejor de trabajar con Yanier es que nadie me entiende mejor que él. Es una carrera muy complicada que tiene días muy malos, cuando estoy con él no tengo ni que hablar, nos miramos y ya sabe cómo estoy. Cuando hablo con mis padres y les cuento un problema que tengo, por mucho que me quieran entender no le ven la importancia que le veo yo, porque la danza no es su mundo. Yanier me entiende perfectamente, sabe cómo animarme, cómo quitarle hierro a los problemas…
Desde 2019 la CND cuenta con nuevo director, Joaquín De Luz, bailarín con un gran currículum. ¿Cómo habéis vivido el cambio en la compañía?
Como decía antes, me gusta mucho que los bailarines sean capaces de mostrar su personalidad cuando bailan, y eso pasa con Joaquín De Luz. Cuando le ves bailando, ves la energía que tiene y la entrega que le tiene a este arte y eso lo transmite como director también. Siempre intenta inspirarnos para crecer como bailarines cada día, está siendo muy bonito trabajar con él.
Estar tanto tiempo fuera de tu casa y de tu tierra tiene que ser muy duro. ¿Cómo haces para mantener el contacto y no olvidar tus raíces caribeñas? ¿La música o la comida ayuda?
Es imposible olvidarse de las raíces cubanas… Sí, escucho música cubana porque además Cuba tiene muchísimos músicos maravillosos. Además, casi todos mis amigos son de allí, por lo que mantenemos el contacto y organizamos viajes. Solemos ir una vez al año, siempre que podemos.
Y ya que sacamos el tema de la comida, ¿por tu cumpleaños vas a degustar algún postre o comida típica cubana?
Normalmente como comida cubana, así que en mi cumpleaños me apetece más un italiano. Un plato de pasta carbonara, por ejemplo.
DANIELLA OROPESA – CUERPO DE BAILE CND
Entrevista por: Sandra Cadenas