Bailando por el mundo con Felipe Domingos
¡Feliz Cumpleaños!
Felipe Domingos es una de las últimas incorporaciones a la CND. También uno de sus bailarines más jóvenes. Nacido y criado en São Paulo (Brasil), lleva en la sangre el movimiento y la danza. A pesar de su juventud, ha recorrido bailando tres continentes y decenas de países. Ahora se encuentra adaptándose al nuestro en un entorno que califica como «increíble».
Tus primeros pasos como bailarín fueron con tan solo 7 años gracias a tu tío. ¿Por qué te animó a bailar? ¿Cuándo descubriste que la danza era tu pasión? ¿Recuerdas cómo te sentiste entonces?
Mi tío bailaba y enseñaba en esa época, recuerdo que lo invitaron a formar un grupo de baile en una iglesia a la que íbamos en São Paulo y básicamente no tenían a nadie para bailar. Un día estaba jugando con mis vecinos y me pidió que le acompañara, al principio solo vine como una persona más del grupo, no tenía ningún deseo de quedarme. Con el paso del tiempo empezamos a hacer muchas cosas emocionantes y me sentía fenomenal siempre que practicaba, pero a los once años entré en una escuela de ballet local para recibir una formación clásica reglada.
Me gusta decir que es mi vocación, no fui a buscarla, la danza me encontró a mí.
Naciste y te criaste en Brasil, un país con una cultura vastísima, gran pasión por el baile y mundialmente conocido por la samba. ¿Cómo es ser un bailarín de danza clásica y contemporánea allí?
Nosotros (los brasileños) somos bailarines por naturaleza, está en nuestro ADN. Es probable que haya al menos un bailarín brasileño en cualquier compañía de ballet del mundo. Es una pena que las cosas no sean tan fáciles si te quedas allí. No hay mucha inversión para las artes en general, así que es muy complicado a veces. Pero hay algunas compañías en Brasil que están dando la batalla, asegurándose de que estos bailarines tengan un lugar donde quedarse. Hacen un trabajo fantástico.
Te has criado en un entorno muy matriarcal, rodeado de mujeres. ¿Consideras que este hecho ha afectado en tus valores como bailarín? ¿Cómo han influido estas mujeres en tu vida profesional?
¡Las mujeres de mi familia son increíbles! Ellas son la razón por la que estoy aquí hoy, me han dado valores como el amor, la generosidad, la pasión, la perseverancia y trato de ponerlos en cada cosa que hago, dentro y fuera del escenario. Al fin y al cabo lo que eres se nota cuando bailas, no hay forma de ocultarlo. Si soy mejor persona seguro que seré mejor bailarín.
Después de participar en las Finales del Youth American Grand Prix New York en 2014, recibiste una beca completa para la Escuela de Danza de Nueva Zelanda. ¿Qué supuso para ti esta oportunidad?
La oportunidad de estudiar en Nueva Zelanda me cambió la vida, me mudé allí en enero de 2015 con mi mejor amiga de Río de Janeiro. Pasé un año en la escuela y dos y medio con la Compañía Nacional de Ballet. Conocí a algunos de los mejores profesores que he tenido e hice amigos para toda la vida. Tengo que decir que al principio me daba miedo, era la primera vez que iba a estar lejos de mi familia durante todo un año, pero tuve la suerte de que el director de la escuela, Garry Trinder, y Christine Gunn estuvieran conmigo todo el tiempo. Son como mis padres, se aseguraron de que no me faltara nada desde el día en que llegué hasta el último minuto. Fueron sin duda algunos de los mejores años de mi vida.
Has bailado en el Royal New Zealand Ballet y en el Ballet Nacional de Finlandia ¿Qué diferencias encuentras entre estos países, tan diferentes entre sí, y España?
Bueno, estas dos compañías son muy diferentes; cuando me incorporé al Royal New Zealand Ballet en 2016 éramos unos 50 bailarines solamente, en Finlandia eran 90, casi el doble de personas. Necesitaba aprender todo lo que significaba ser un profesional, así que fue ideal para mí empezar en una compañía más pequeña como el RNZB. Tuve oportunidades, hicimos giras por todo el país (esta fue mi parte favorita). El trabajo era muy similar al que hacemos aquí en la CND.
Llegaste a España hace unos meses y te incorporaste a la Compañía Nacional de Danza el verano pasado, bajo la dirección artística de Joaquín De Luz ¿Cómo ha sido la acogido? ¿Cómo estás viviendo Madrid como ciudad? ¿Qué es lo que más te gusta de vivir aquí y qué echas más de menos?
Ha sido increíble, estoy súper contento con la acogida de los bailarines, del personal artístico… todos han sido muy amables conmigo. Madrid es una ciudad encantadora, es una versión más pequeña de mi ciudad natal, São Paulo, y ya me siento como en casa.
En la Compañía Nacional de Danza te encuentras bailando Apollo de George Balanchine y Pulcinella, de Blanca Li, ambas con música de Igor Stravinsky. ¿Cómo está siendo la experiencia? ¿Qué más obras te gustaría bailar?
Este es mi primer programa completo con la compañía, es súper especial bailarlo con música de Stravinsky, sobre todo porque algunos de mis ballets de ensueño como Agon, Sinfonía en tres movimientos de George Balanchine también tienen música de Igor Stravinsky. También me encantaría bailar algún día Dances at a Gathering de Jerome Robbins, Blake works de William Forsythe y Manon de Sir Kenneth Macmillan, es decir, la lista es interminable pero estos son mis 5 principales en este momento.
Con una profesión tan sacrificada seguramente has tenido que renunciar a muchas cosas desde muy joven ¿Cómo es, por ejemplo, vivir tan lejos de tu familia y amigos? ¿Cómo estás viviendo la pandemia lejos de los tuyos?
Soy hijo único, así que siempre he estado unido a mi familia. Vivir lejos de ellos es muy duro y no creo que nunca sea más fácil, simplemente aprendemos a llevarlo mejor entendiendo que todo el sacrificio es para bien. Creo que nada es fácil, todo lo que hacemos en la vida tiene un precio, pero tengo la suerte de que mi familia me apoya y está dispuesta a acompañarme en cualquier aventura. No todo el mundo tiene eso.
Además de tu formación en danza clásica y contemporánea ¿Bailas algún otro género?
Cuando era más joven, practicaba muchos estilos de baile: samba, salsa, capoeira, jazz e incluso intenté bailar en la calle, pero se me daba fatal.
Eres uno de los bailarines más jóvenes del cuerpo de baile de la CND ¿Qué te gustaría que sucediera en los próximos diez años?
Ser uno de los más jóvenes es un privilegio porque puedo observar a los bailarines más experimentados y aprender de ellos. Me gusta fijarme en todo lo que hacen, en cómo lo hacen y aplicarlo a mi manera.
Mi deseo para el futuro es estar en el escenario tanto como sea posible, quiero crecer cada día como artista, como intérprete, para poder aprovechar al máximo cada oportunidad que se me presente.
FELIPE DOMINGOS – CUERPO DE BAILE CND
Entrevista: Elvira Casado