Bailando por el mundo con Haruhi Otani

¡Feliz cumpleaños!

Haruhi Otani, trabajadora bailarina y amante de la cultura y la gastronomía española, da vida con su alegría a la Compañía Nacional de Danza desde 2015. Comienza su formación de ballet profesional en 2010 en la Sasaki Mika Ballet Academy de su país, Japón. Gracias a esta, participa en numerosos concursos internacionales que le llevan a obtener grandes premios; el más importante, la oportunidad de comenzar a trabajar en la CND de la mano de José Carlos Martínez. Su capacidad de trabajo diario y su forma de disfrutar en el escenario la llevan a ascender en 2018 a la categoría de bailarina solista, donde continúa a día de hoy regalándonos su energía y su arte.

Haruhi Otani

Los primeros pasos en la trayectoria de un bailarín son significativos para su desarrollo personal y artístico, ¿cómo empezó tu camino en la danza?

Empecé a bailar cuando tenía 3 años. Mi madre era bailarina de ballet amateur y me impulsó a bailar como ella. Desde entonces, no he parado nunca de bailar. Es algo que disfruto mucho. Desde pequeña sentía que era lo que quería hacer. Con 10 años comencé a participar en muchos concursos que ofrecían en mi escuela. Aunque a mí no me gustaba mucho competir con otros bailarines, disfrutaba bailando en el escenario y mostrando mi danza. Con 17 años descubrí que quería dedicarme a la danza profesionalmente. Gracias a los concursos obtuve algunos contratos en pequeñas compañías, aunque no terminaban de interesarme. Sin embargo, en 2014 gané el Gran Prix de Tokyo y tuve la oportunidad de conocer a José Carlos Martínez y de trabajar en la CND durante tres meses. Más tarde, la Compañía vino de gira internacional a Japón y José Carlos Martínez me propuso participar en una clase con sus bailarines. Después de esta experiencia, me animé a presentarme a la siguiente audición y así obtuve el puesto para trabajar con ellos, y desde entonces estoy aquí. Tuve mucha suerte.

 

Escoger la danza entre otras artes significa dar un paso en tu camino, acotarlo ¿Qué significa para ti bailar?

Para mí la danza es como beber agua. Es algo que necesito y sin lo que no puedo vivir. Significa todo, siempre lo he sentido así. Me siento muy afortunada por poder dedicarme a la danza y vivir de ello sin necesidad de tener otro trabajo.

Sobre todo me gusta bailar en el escenario, tiene un significado especial. Desde arriba podemos ver a todo el público, sus expresiones, cómo disfruta del espectáculo y la energía que transmite con sus aplausos. Es una sensación conjunta muy bonita.

En tu caso, apostaste por bailar muy joven teniendo incluso que abandonar tu país, Japón ¿Cómo fue tomar esa decisión? ¿Qué te impulsó a tomarla?

En Japón es muy difícil vivir de la danza. Sabía que en otros lugares como Europa, Estados Unidos o Australia el baile estaba mejor valorado y se permitía vivir profesionalmente de ello. Yo no quería tener otro trabajo, quería bailar, y por eso aproveché la oportunidad que se me ofreció.

 

En cada país la danza se vive de una manera distinta, ¿qué te llevó a elegir España?

Fue José Carlos Martínez quien me animó a presentarme a la audición. Para mí era muy emocionante poder trabajar con él, era lo que quería.

Culturalmente España es un país muy rico ¿Qué es lo que más te gusta de aquí?

Hay muchas cosas que me gustan. Me encanta la gastronomía española: el vino, la tortilla, los bocadillos… Me gusta cómo en España se respeta el sabor de lo que se está comiendo. También me encanta el tiempo, siempre hace mucho sol. En Japón hay mucha humedad. Además, me gusta mucho hablar en español.

 

¿Cuáles son tus restaurantes favoritos en Madrid?

En Madrid hay mucha oferta gastronómica. Aquí cualquier bar es bueno. Me gusta mucho un restaurante gallego donde hacen una empanada riquísima; aunque tengo muchas ganas de probar otros, algo de Asturias, por ejemplo, la sidra.

Uno de tus puntos fuertes es tu capacidad de trabajo diario, ¿qué te motiva para intentar mejorar y aprender cada día?

Hay muchas cosas que me motivan. A veces veo vídeos de mi bailarina favorita e intento seguir sus pasos. Sin embargo, creo que lo que más me motiva es volver a mis inicios. A menudo veo mis vídeos de cuando era pequeña y observo mis errores y cómo he ido mejorando con el tiempo. También me grabo ahora para ver mis movimientos y examinarlos después. Eso me motiva a seguir mejorando. Ser capaz de reconocer tus errores y tus mejoras en tu evolución es importante para motivarte.

 

Ese esfuerzo diario que hay detrás del baile es un conjunto de pasos que llevan hacia el éxito ¿Qué supone para ti ser la ganadora de tantos premios en concursos internacionales?

Ganar estos concursos supuso tomar consciencia de que tenía talento para el baile, y también es algo que me da motivación. Cuando no ganaba sentía que no pasaba nada, no era una derrota sino una oportunidad para superarme y mejorar. Mi objetivo era disfrutar en el escenario y para eso a veces debía trabajar más.

 

Por el contrario, ¿cuál ha sido el momento más duro de tu carrera?

Yo creo que fue cuando tuve mi primera lesión, una fractura en el pie. Me pasó cuando llegué a España y estaba empezando mi vida como bailarina profesional. Recuerdo que sentía mucho dolor y que lo aguantaba todos los días para seguir bailando. En ese momento actuaba como protagonista en Don Quijote.

Cuando volví a Japón por las vacaciones acudí a un médico y me diagnosticó una rotura que me impidió bailar durante tres meses. Yo nunca había dejado el baile, por lo que se me hizo muy duro. Perdí la oportunidad de actuar en algunas funciones que me apetecían mucho. Fue muy difícil.

Sin embargo, me ayudó a entender realmente cómo era la vida de una bailarina profesional, también los momentos en los que hay que saber parar. Me sirvió para comprender mi cuerpo y me aportó conocimientos que me ayudaron a bailar mejor después.

Ser artista también es inspirarse, beber del ejemplo de otros ¿Qué bailarines te inspiran en tu carrera?

Una persona que me inspira mucho es mi compañero Alessandro Riga, la primera figura de la Compañía. Me gusta mucho cómo trabaja y cómo ayuda a los demás. No solo me ayuda a mí, también a los profesores, a todos. Me gustaría tener esa capacidad de ayuda en el futuro. Él siempre está cuando se le necesita y sabe aconsejar muy bien. Para mí es una persona muy especial.

 

Siendo bailarina solista de la Compañía desde 2018 habrás vivido muchas experiencias, tanto en los ensayos como en el escenario ¿Cuál ha sido el papel que más has disfrutado interpretando?

Aunque siempre disfruto mucho de cada pieza, reconozco que el papel más especial fue cuando hice de protagonista en Don Quijote. Era mi primera vez como protagonista y también la de mi compañero, pero el tener sensaciones parecidas nos hizo disfrutar mucho. Bailar como protagonista en un ballet es un sueño. Fue una experiencia muy divertida y especial, mágica.

 

¿Y el que más te ha costado construir?

Al principio el papel de protagonista en Don Quijote me costaba, sobre todo por la manera de entender la historia literaria española. Sin embargo, intenté buscar la forma de comprender las cosas. Con Giselle, de mi actual director, Joaquín De Luz, también me costaba al principio por la forma de ser del personaje, era muy distinta a mí. Pero finalmente logré unir su personalidad a la mía e integrarla dentro de mi modo de bailar.

 

Para terminar, dedicarse al arte supone aprender cada día algo distinto y proponerse nuevos objetivos ¿Qué retos te planteas para el futuro?

Ahora mismo estoy feliz con lo que tengo. Me gusta bailar y trabajar duro por ello, aunque aspiro a poder participar más veces como protagonista en otras piezas, por ejemplo en El Lago de los Cisnes. También quiero trabajar con nuevos coreógrafos, contemporáneos y neoclásicos.

Personalmente me gustaría poder ayudar a la gente con lo que hago, sobre todo a los japoneses. Me gustaría intentar cambiar la situación en Japón para que los jóvenes de las futuras generaciones también puedan disfrutar de la danza de una manera profesional. Lo que más deseo en el futuro es poder trabajar en mi país.

 

HARUHI OTANI – BAILARINA SOLISTA CND

 

Entrevista por: Natalia del Buey